NUESTRAS CULTURAS
Muchas civilizaciones precolombinas establecieron variadas
características culturales como la formación de asentamientos urbanos
permanentes, utilización de la agricultura, arquitectura civil y monumental,
también la formación de complejas jerarquías sociales. Algunas de estas
culturas precolombinas ya habían desaparecido antes de la llegada de los
primeros colonizadores europeos (finales del siglo XV - e inicio del siglo XVI)
y por eso son apenas conocidas por los arqueólogos. Otras culturas americanas
fueron contemporáneas a los hechos que desencadenaron la conquista de América y
son conocidas a través de relatos históricos de la época.
Los totonacas se desarrollaron en la parte central
de Veracruz y hacia el clásico tardío, su área ocupacional
llegaba al sur hasta la cuenca del río Papaloapan, al oeste a los
municipios de Acatlán estado
de Oaxaca, Chalchicomula estado de Puebla, el Valle
de Perote, las sierras de Puebla y de Papantla y las tierras bajas
del río Cazones. Lo más relevante de la cultura totonaca se alcanzó
durante el clásico tardío cuando construyeron centros ceremoniales
como El Tajín, Yohualichán, Nepatecuhtlán, Las Higueras, Nopiloa y el
Zapotal. Esta zona es conocida como el totonacapan, el sufijo nahuatl -pan
(sobre) refiere "lugar" o "tierra".
Durante mucho tiempo se consideró que la olmeca era
la cultura madre de la civilización mesoamericana. Sin embargo, no
está claro el proceso que dio origen al estilo artístico identificado con esta
sociedad, ni hasta qué punto los rasgos culturales que se revelan en la
evidencia arqueológica son creación de los olmecas del área nuclear. Se sabe,
por ejemplo, que algunos de los atributos propiamente olmecas pudiesen haber
aparecido, primero en Chiapas o en los Valles Centrales de
Oaxaca. Entre otras dudas que están pendientes de respuesta definitiva, está la
cuestión de los numerosos sitios asociados a esta cultura en la Depresión
del Balsas (centro de Guerrero). Sea cual haya sido el origen de la
cultura olmeca, la red de intercambios comerciales entre distintas zonas de
Mesoamérica contribuyó a la difusión de muchos elementos culturales que son
identificados con la cultura olmeca, incluidos el culto a las montañas y a las
cuevas; el culto a la Serpiente Emplumada, como deidad asociada a la
agricultura, el simbolismo religioso del jade e, incluso, el propio estilo
artístico, que fue reelaborado intensamente en los siglos posteriores a la
declinación de los principales centros de esta sociedad.
La civilización maya habitó una gran parte de la
región denominada Mesoamérica, en los territorios actuales
de Guatemala, Belice, Honduras,El Salvador y en el
comprendido por cinco estados del sureste
de México: Campeche, Chiapas, Quintana
Roo, Tabasco y Yucatán, con una historia de aproximadamente
3000 años.
Durante ese largo tiempo, en ese territorio se hablaron
cientos de dialectos que generan hoy cerca de 44 lenguas
mayas diferentes. Hablar de los "antiguos mayas" es referirse a
la historia de una de las culturas mesoamericanas precolombinas más
importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial.
Contrariamente a una creencia muy generalizada, la civilización maya nunca
"desapareció". Por lo menos, no por completo, pues sus descendientes
aún viven en la región y muchos de ellos hablan alguno de
los idiomas de la familia mayense.
La literatura maya ilustra la vida de esta cultura. Obras
como el Rabinal Achí, el Popol Vuh, los diversos libros
del Chilam Balam, son muestra de ello. Lo que sí fue destruido con la
conquista es el modelo de civilización que hasta
la llegada de los primeros españoles, había generado tres milenios de
historia.
Los mexicas fueron el último pueblo mesoamericano que
condensó una rica y compleja tradición religiosa, política, cosmológica, astronómica, filosófica y artística aprendida
y desarrollada por los pueblos de Mesoamérica a lo largo de muchos siglos.
Junto con los mayas son el tema más estudiado de la historia
mesoamericana, dado que se conservan fuentes documentales y arqueológicas, así
como numerosos testimonios hechos en su mayoría de forma posterior por
sobrevivientes de la Conquista de México. La numerosa cantidad de estudios
sobre los mexicas hechos por investigadores de todo el mundo hace difícil una
síntesis o un panorama general por la especialización de los estudios
y las numerosas polémicas, que han permitido desechar conceptos y términos
indígenas inadecuados apoyados en la lingüística,
la antropología y la arqueología, los cuales fueron usados
durante muchos años por estudiosos de los mexicas, basados en interpretaciones
modernas y en muchos casos eurocentristas.
La mitología mexica, siendo muy diversa, pero hecha bajo el
mandato virtual de Tlacaélel, situó el origen mítico en Chicomóztoc (náhuatl: chicome-oztotli-co, «Lugar
de las siete cuevas»), sitio relacionado con Aztlán —de donde viene
el gentilicio azteca—, aunque no existe consenso sobre el punto
exacto donde se encuentre el sitio por tratarse de un sitio mítico. La lengua
de los mexicas era el náhuatl clásico, que actualmente es la lengua
indígena con la mayor comunidad lingüística en México. El etnónimo azteca fue
popularizado por investigadores muy posteriores a su tiempo. Sin embargo, cabe
mencionar que los mexicas no se llamaban a sí mismos de esa forma, y
que fue resultado de una mala designación posterior; y que las crónicas
posteriores los nombraron en todo momento como «mexicanos» o «los de México».
A la llegada de los españoles, los mexicas mantenían
relaciones de tensión con los altépetl sometidos, a los que les
imponían fuertes cargas tributarias. Esta situación fue aprovechada por los
recién llegados en 1519, que rápidamente establecieron alianzas con
los zempoaltecas y los tlaxcaltecas. Tras la caída
de México-Tenochtitlan, la élite gobernante mexica fue sometida e
integrada gradualmente a la sociedad colonial, recuperando muchos de ellos
cargos y privilegios. El resto de la sociedad mexica sufrió una serie de
colapsos -principalmente el demográfico- en todas sus estructuras, pero fueron
muchas las continuidades y resistencias que permanecieron por mucho tiempo y
hasta nuestros días en los pueblos indígenas de México, aunque el grueso
de la población entró en un proceso de una caída demográfica histórica en menos
de un siglo sufrida por todos los pueblos indígenas por las nuevas enfermedades
europeas y la explotación española.
La cultura tolteca es una cultura
arqueológica mesoamericana cuyo centro ceremonial principal fue la
ciudad de Tollan-Xicocotitlan, localizada en lo que actualmente se conoce
como Tula de Allende (estado de Hidalgo, México). El gentilicio
deriva del náhuatl toltécatl, que originalmente designa a los
nativos de los lugares llamados Tollan, pero que después, durante
la época mexica, pasó a ser sinónimo de artesano o artista.
Esto se debe, entre otras cosas, a la relación mitológica establecida
entre Xicocotitlan y la mítica Tollan.
Los toltecas fueron la etnia dominante de un estado cuya
influencia se extendía hasta el actual estado de Zacatecas y al
sureste en la península de Yucatán. La relación entre los toltecas y los mayas
del período posclásico ha sido objeto de grandes controversias.
La Cultura Teotihuacana es una civilización
precolombina de mesoamerica que se desarrollo entre los siglos I a.c
hasta el siglo VIII d.c aproximadamente. El termino Teotihuacan significa
"lugar donde los dioses han nacido" en idioma náhuatl, esto
refleja la creencia azteca de que los dioses crearon todo universo en ese
sitio. La base principal del conocimiento antropológico y especulativo acerca
de la cultura teotihuacana se basa en la ciudad del mismo nombre Teotihuacán. La cultura
Teotihuacána es una de las culturas más misteriosas de México. Debido
a que desaparecieron antes de la llegada de los españoles a México, no hay
documentación de los españoles acerca de su cultura. Incluso los aztecas en la
cercana ciudad de Tenochtitlan sabían muy poco acerca de ellos, porque su
cultura llegó mucho más tarde de la desaparición del pueblo de Teotihuacán.